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El Arte y La artesanía indigena en la Argentina



El Arte y La artesanía indigena en la Argentina
INDIOS DE LA LLANURA
Fueguinos y patagones
    Los indios que poblaron el actual territorio argentino se pueden dividir en cuatro grandes grupos, por su situación geográfica y por sus características: los pueblos de las llanuras, los pueblos andinos, los del litoral y los de los montes. Los fueguinos habitaban las islas y Tierra del Fuego y eran pueblos canoeros, cuyas familias principales eran los yámanas y alakalufes. Los alakalufes estaban relacionados con los chonos chilenos. Estos pueblos se habían adaptado a las posibilidades del medio. Eran pescadores y cazadores de ballenas, focas y pingüinos. Construían botes con cortezas de árboles cosidas con tiras de barbas de ballena y fibras vegetales, y provistos de un ligero armazón de madera. Desde las playas del golfo de San Julián divisó Magallanes unos indios de gran


altura, cubiertos con pieles y con el rostro pintado, y los llamó patagones. Se cree que los llamó así por el tamaño de sus pies, muy agrandados por estar envueltos con pieles de guanaco. Sin embargo, en las pinturas de la época no se les dibujaba con los pies grandes. Esto hace pensar en una novela muy famosa leída entonces cuyo personaje principal era un gigante llamado Patagón. Se puede suponer que Magallanes pensaba en él cuando dio ese nombre a los gigantescos indios. Entre los situados en el sur, chónki, las familias principales eran los tehuelches, teuesch y onas, mientras que los del norte, eran los puelche-guénaken. Los del sur no eran gigantes, como decían los españoles, pero sí eran más altos que sus vecinos; su economía se basaba en la caza, a pie, del guanaco y el
avestruz, con arco y flecha, boleadoras o lazo, y en la recolección de productos silvestres tales como semillas, frutas y raíces. Eran nómadas y en todas las excursiones que realizaban llevaban la casa a cuestas. Empezaron a usar el caballo alrededor de 1750. Los del norte se cobijaban bajo el toldo pampeano, hecho de cueros de guanaco cosidos y sostenidos por varios palos. Al principio, los del sur usaban un simple paraviento, pero luego adoptaron el toldo de sus vecinos, fácil de armar en cualquier lugar.     Las familias se reunían en grupos mayores, llamados parcialidades, de unas cuatrocientas personas, gobernadas por un cacique que elegían por su valor y ascendiente. El patagón, cuando quería casarse, debía comprar a su esposa; por eso los indios ricos y los caciques podían tener varias. En la familia las tareas estaban divididas de la siguiente forma: las mujeres preparaban la comida y sobaban pieles para los toldos y mantos, mientras el hombre cazaba o fabricaba arcos y flechas. Tanto las mujeres como los hombres se pintaban el rostro de diversos colores, distintos en tiempo de paz y de guerra. También se adornaban la cabeza con zarcillos y plumas. Hace más de un siglo estas tribus se mezclaron con los indios pampas y araucanos, por eso es raro encontrar algún descendiente.

Los Onas
    Los onas eran racial, lingüística y culturalmente parte de los chónik o patagones. La isla Grande y las islas menores de Tierra del Fuego, estuvieron pobladas por aborígenes a los que se les llamó fueguinos. En la isla Grande, los onas integraban dos grupos de costumbres y dialectos distintos: los seIknam y los haush o mánchek.
    Estos últimos tenía su hábitat en el extremo sudoriental, en la bahía Tehtys y Fathey, y se extinguieron completamente; los últimos seiknam fueron los de las secciones del norte y del sur. Los onas sumaban, aproximadamente, diez mil individuos hacia 1860; a comienzos del siglo eran mil y en 1925 su número se reducía a 285. Existe en la actualidad una pequeña reducción cerca del lago Fagnano donde sobreviven las últimas familias de este tipo racial. Los onas eran de talla alta, mientras que los haus eran algo menores, tenían la piel cobriza, los ojos pequeños y oblicuos, el pelo abundante y negro. Tanto los hombres como las mujeres se pintaban según las circunstancias: para la guerra, de rojo; para cazar, de colorado oscuro o amarillo, si buscaban novia se pintaban puntitos blancos, que eran sustituidos por puntos negros, después de haberse casado. Su vivienda era un simple cuero levantado a manera de mampara, en semicírculos, o una choza cónica de palos.
    Se cubrían con piel de guanaco o de otros animales, con el pelo hacia fuera; las mujeres y los niños se cubrían con un simple taparrabo triangular de cuero y calzaban una especie de sandalia, también de cuero, sobre todo en el invierno. Sus armas eran la honda y el arco y flechas, las cuales llevaban en carcaj. También usaron piedras, boleadoras y para la pesca utilizaban lanzas y arpones.
    Poseían un idioma pobre, pues el número de palabras que empleaban era muy reducido, tanto en las formas dialectales de los selknam, como en las de los haus. Su alimento principal eran los guanacos, tucu-tucus y lobos marinos. Recolectaban mariscos, raíces alimenticias y hongos, y de la semilla de una crucífera, el tai, obtenían una harina con la que hacían una pasta que era parte de su nutrición.



El Arte y La artesanía indigena en la Argentina
   


Entre las tribus que poblaban la patagonia, los caciques y chamanes eran el eje de la vida social y religiosa. En la foto, el cacique tehuelche Capacho, uno de los últimos representantes de esta tribu.
Conocieron el arte de la cestería con técnica propia; fabricaban baldes de corteza de haya y las grandes valvas marinas les servían de recipientes para beber y depositar sus alimentos. Carecían de instrumentos musicales, pero cantaban y celebraban ceremonias. Según la tradición, hubo una época en que gobernaban las mujeres (matriarcado) y atemorizaban a los hombres con apariciones fingidas; pero cuando los varones descubrieron el secreto mataron a las mujeres mayores y desde entonces gobernaron valiéndose también del temor. Este secreto, que era revelado a los jóvenes al llegar a la pubertad en una ceremonia llamada kloketen, no podía ser conocido por las mujeres.
    La familia, en principio era monógama, pero también existía la poligamia. No había caciques, pero se respetaba la opinión de los ancianos, sobre todo de los hechiceros: los jón. En la base de su religión, los onas reconocían la existencia de un ser supremo llamado Temaukel. Su mensajero o intérprete, llamado Kenós, era creador de las cosas del mundo, y, finalmente, se convirtió en la estrella Alfa. También figura en su mitología un héroe severo y generoso, Kuanip.
    Cuando un ona moría, su cuerpo era envuelto en su manto de pieles y atado con tientos; luego se le depositaba en una profunda zanja y, finalmente se quemaba y destruía todo lo que le había pertenecido.

Los yámanas, el pueblo de las canoas
    Los yámanas o yaghanes eran canoeros vivieron durante largo tiempo en los innumerables canales del archipiélago fueguino, desde el Beagle hasta el cabo de Hornos. A mediados del siglo XIX todavía sumaban unos tres mil individuos, en 1866 quedaban solamente cuatrocientos y en 1914 no pasaban de cien. Su idioma presentaba cinco formas dialectales, que correspondían a los grupos, no tribus, que se dividían el territorio ocupado. Su vivienda consistía en una choza de ramas encorvadas formando una bóveda, que se cubrían de pastos y hojas secas. En invierno, las ramas se tapaban con cueros y el fuego ardía permanentemente en su interior. Eran individuos de baja estatura, de piernas encorvadas, posiblemente a causa de la Posición en cuclillas, de la que se valían, permanentemente, en las canoas. Tenían la cara redonda, la nariz chata, los ojos pequeños y oblicuos, y los pómulos salientes. 
sub,x; servando.j.c.